Un movimiento audaz y, a la vez, esperado en Fuerteventura y en el conjunto de las Islas Canarias en el pujante contexto de la Nueva Cocina Canaria: la primera mirada gastronómica decididamente contemporánea y creativa a la isla, sus productos y su cocina, desde un menú degustación global.
El chef Rigoberto Almeida no lo ha dudado, convirtiendo su restaurante El Pellizco by Rigoberto Almeida en Costa Calma, en el primero en ofrecer, además de la carta, un menú-degustación (con maridaje potestativo) que permite recorrer, desde una gestualidad de vanguardia, los grandes productos de la isla y sus tradiciones culinarias matizados con los colores caribeños.
Porque Rigoberto nació en La Habana (Cuba), de padres canarios-cubanos, lo que le hizo vivir desde pequeño (sus abuelos, ambos canarios, tenían allí un restaurante) las tradiciones de las islas que ya lo marcaron para siempre.
De esta suerte, con las tradiciones de Fuerteventura en la mente y en las manos, compartiendo corazón con su Cuba natal y el Caribe, y avalado por el éxito de su otro restaurante, El Pellizco Morro Jable (recientemente Recomendado Repsol), ha fabulado en su nuevo establecimiento de Costa Calma una gastronomía nueva, un encuentro entre dos mundos que, desde lo estrictamente local y sostenible, proyecta la isla majorera con matices del otro lado del Atlántico a partir de una creatividad irrepetible, mucha diversión, técnica impecable y acabados de alta cocina.
Su flamante menú cuenta con una subyugante entrada de aperitivos que propone sus recuerdos canarios, como la papa negra con mojo negro hervido,
la pella de gofio frita con mojo picón y queso fresco de La Pared, el chicharrón de pescado local con emulsión de ajo, el foie gras de cabra majorera y jalea de tomate o la galleta de millo con mantequilla de tomate y migas de atún seco; principales fascinantes como la ensalada líquida, la cesta de atún, la berenjena majorera, el escaldón de pulpo de Fuerteventura, la cúrcuma canaria y gambas de Fuerteventura a la brasa, el pescado local del día entre el mar y la tierra o el ajiaco (receta colombiana) de cabra majorera; y postres como las frutas tropicales y florales, el chocolate y cabra o el ‘desayuno canario’.
Toda un manifiesto de sensibilidad y horizontes. Su precio, 75 euros (45 euros el gran maridaje).