Autodidacta y creativo por naturaleza, Jesús Camacho es el alma detrás de la cocina del restaurante Donaire, que acaba de recibir su primera estrella MICHELIN. Con una formación sólida en pastelería y una inquietud innata por innovar, ha logrado imprimir en cada plato un sello de autor inconfundible que combina precisión, técnica y mucha creatividad.
¿Qué significa para ti obtener este reconocimiento de la Guía MICHELIN?
Este reconocimiento es un auténtico chute de energía. Nos confirma que estamos en el camino correcto y que el esfuerzo que hemos invertido, tanto en la cocina como en la experiencia que ofrecemos, está dando sus frutos.
¿Cuál ha sido el recorrido hasta llegar aquí?
Ha sido un camino lleno de trabajo, dedicación e ilusión. Desde el principio, teníamos muy clara nuestra identidad y el tipo de cocina que queríamos ofrecer en Donaire.
Nos hablas de la identidad del restaurante. ¿Cuál es el secreto del éxito de Donaire?
Sin duda, nuestra personalidad. Venimos del mundo de la pastelería, y eso nos permite ver la cocina desde una perspectiva diferente. Aplicamos técnicas pasteleras a la cocina salada, lo que nos exige una meticulosidad y precisión que reflejamos en cada plato. Creo que esa atención al detalle, tanto en sabores como en texturas y presentaciones, es una de nuestras señas de identidad. Pero el verdadero secreto es el equipo que nos acompaña. Cada uno de ellos se deja la piel todos los días para sacar adelante este proyecto tan bonito y especial.
¿Qué esperas a partir de ahora y cuáles son tus planes de futuro?
Nuestro principal objetivo es seguir llenando el restaurante día tras día, mantener la motivación y seguir creciendo como equipo. La estrella MICHELIN es un impulso y queremos seguir explorando, innovando y ofreciendo a nuestros clientes una experiencia única en cada visita.
Desde tu punto de vista, ¿qué valoración harías de la gastronomía en Canarias?
La gastronomía en Canarias está viviendo un momento muy interesante. Por fin se le está dando el valor que merece, tanto dentro como fuera del archipiélago. Sin embargo, creo que en el ámbito de la pastelería todavía hay camino por recorrer para estar a la altura de otros sectores gastronómicos y convertirla en parte esencial de nuestra cultura culinaria.
¿Cómo valoras, desde tu punto de vista en la hostelería, aspectos como la formación, la cualificación, la nutrición, la sala o la cocina?
Son absolutamente fundamentales. La formación continua es clave. No basta con aprender una vez; hay que reciclarse constantemente para estar al día y ofrecer lo mejor de nosotros mismos. Una oferta turística y gastronómica de calidad exige profesionales altamente cualificados, desde la cocina hasta la sala.
¿Qué te apetecería contarnos y compartirlo con nuestros lectores?
La pastelería es un mundo tan complejo como fascinante, y eso es algo que podrán descubrir en Donaire. No van a encontrar azúcar o pasteles en cada plato, pero sí técnicas pasteleras que muy pocos chefs aplican en la cocina salada. Es una forma diferente de entender la gastronomía.
¿Qué ingrediente no puede faltar en la cocina de Donaire y por qué?
La remolacha. Es un ingrediente que define nuestra cocina, tanto por su versatilidad como por su capacidad de aportar color, textura y sabor.
