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La revista Consumer analiza el nuevo menú de los centro escolares

por Gastronomia7Islas

Tras la aprobación del nuevo real decreto impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, comienza una transición en los comedores escolares para garantizar cinco comidas saludables a la semana. Antes de este real decreto, no existía una normativa estatal que estableciera criterios estrictos para la alimentación saludable y sostenible en los comedores escolares.

La nueva medida tiene como principal objetivo asegurar que todos los niños, las niñas y adolescentes de nuestro país tengan acceso cada día a una alimentación sana, nutritiva y variada en los comedores escolares, con independencia del nivel de renta de sus familias. “Lo que plantea son unos mínimos para garantizar una alimentación saludable, pero desde ahí [los centros] tienen la absoluta libertad y flexibilidad para seguir desarrollando sus modelos”, aclaran fuentes del ministerio a la revista Consumer.

Cambios sustanciales en el menú

Los cambios se verán en el menú y en su frecuencia de alimentos. La fruta diaria como postre principal se convierte ahora en la norma; la verdura pasa a ocupar un lugar fijo cada día, con prioridad para productos frescos y de temporada; las legumbres ganan presencia semanal; las carnes se reequilibran para dar más protagonismo a platos vegetales completos y a combinaciones con cereales integrales cuando sea posible, y el pescado aumenta su frecuencia con preparaciones al horno, a la plancha o en guiso. En este sentido, la nueva norma establece la presencia de entre una y tres raciones de pescado a la semana en el menú, lo que supondrá un incremento importante del consumo de pescado a nivel nacional en los centros, ya que, según estimaciones de Consumo, hay 1.200 comedores escolares en España en los que jamás se sirve pescado.

Además, se eliminan las bebidas azucaradas y energéticas en máquinas de vending y la bollería industrial dejará de formar parte de la oferta habitual. Las frituras se reducen a una frecuencia baja y los precocinados quedan limitados a casos puntuales.

Una iniciativa que asegura cinco comidas saludables a la semana

Esta iniciativa asegura cinco comidas saludables a la semana que tiene consecuencias beneficiosas que repercuten de manera directa en la salud de los niños. Lo avalan organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), y numerosos estudios. Desde el ministerio apuntan que la fórmula funciona “a todos los niveles”. España arrastra cifras preocupantes en el exceso de peso infantil, con una marcada desigualdad social que impacta en los hogares con menos recursos.

“Los datos indican que muchos niños y niñas, sobre todo los que tienen una situación más desfavorecida, van sin desayunar al colegio o tienen menos capacidad de acceder a alimentos más saludables y frescos, como frutas y verduras”. Según el último informe Aladino, entre los 6 y 9 años, el 49,5% del alumnado hace habitualmente la comida principal en el comedor escolar: “Es una población de muchas personas la que come diariamente en un comedor. Por lo tanto, asegurar una comida sustanciosa y saludable en ciertas capas de la sociedad es fundamental”. Para muchos menores, la del comedor escolar es la única comida equilibrada del día.

La medida afecta a todos los centros escolares de España y ya ha empezado a implementarse este curso 2025-2026, como cuentan desde el ministerio: “A lo largo de este curso se deberían empezar a modificar los pliegos de condiciones para que entren en vigor las cuestiones más fundamentales e introducir los cambios en los menús, sobre todo aquellas que más impacto tienen en la salud. El curso que viene entrarán en vigor cuestiones como el tema de los alimentos de temporada y ecológicos. O sea, que los colegios tienen todavía margen”.

Sostenibilidad, temporada y proximidad

El decreto no solo habla de salud directa, sino que también se refiere a aspectos que impactan de manera más indirecta, como la sostenibilidad, la temporada y la proximidad: al menos el 45% de la fruta y hortalizas que se sirvan deberán ser de temporada. Esto exige repensar la planificación y abrir canales con productores cercanos cuando sea posible. Para elaborar el decreto han visitado numerosos proyectos que hay en todo el país y que ya han aplicado desde hace años cambios hacia modelos mucho más saludables y sostenibles, como el proyecto Ecocomedores en Canarias, Horta Cuina en la Comunidad Valenciana o Menjadors Ecològics en Catalunya. “En diferentes comunidades autónomas gobernadas por diferentes partidos, para de mostrar que no es una cuestión ideológica”, afirman. Además, no se impone un modelo de alimentación, sino que se plantean unos mínimos. “Desde allí tienen absoluta libertad y flexibilidad para seguir desarrollando sus modelos. Las instituciones son las primeras que tienen que tomarse en serio la importancia de la alimentación, del impacto que tiene en la salud y en el medio ambiente”, dicen desde el ministerio.

Un planteamiento de mínimos

Según los desarrolladores de la norma, el planteamiento de mínimos facilita la implementación de la norma, pero no todo el mundo está de acuerdo. Para Nani Moré, responsable de Menjadors Ecològics, esta norma representa una oportunidad perdida: “Agradecemos que haya una normativa, porque sirve de base para poder trabajar y unificar la disparidad que había en todas las comunidades autónomas. El problema es que se ha quedado en mínimos en muchas cosas que consideramos muy importantes”. “Prácticamente todos los que han participado en el real decreto son del ámbito de la nutrición, y creemos que la visión debe ser más amplia: también hay que pensar qué producimos, de dónde lo sacamos, si lo podemos pagar y si lo podemos cocinar”, afirma Moré.

También creen que ha faltado ambición: “Solo se habla de producto fresco, pero se pueden traer todas las verduras de Marruecos o las legumbres de México. No es que no se apueste por la proximidad, es que ni siquiera se apuesta por productos producidos en España”, valora Moré. Otro tanto sucede con el concepto de temporalidad, que se fija en un 45%. “En dos años [el tiempo establecido para implementar la norma] tienes tiempo de plantar todas las verduras del mundo. Existen ejemplos de comedores que hace años que funcionan con el 100% y España tiene capacidad productiva suficiente como para garantizarlo”, añade la experta. Moré teme que las bases mínimas que sienta el decreto se usen como un argumento para no ir a máximos.

El precio de menú escolar

“Con las normas que se han fijado, no debería haber un encarecimiento del coste”, reconoce Nani Moré, responsable de Menjadors Ecològics. La experta insiste en que la calidad de los alimentos no debería influir en el coste: “No es un tema de precio, sino de gestión”. Así, los precios deberían ser los mismos. Las Administraciones públicas fijan el precio máximo del menú y existe mucha diferencia según las comunidades.

Según datos de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), actualizados por Bankinter para el curso 2024-2025, en Andalucía, el servicio escolar en una escuela pública le cuesta a las familias 5,54 euros (11,2% de incremento respecto al curso anterior); en Madrid está a 5,50 euros (12,7% más) y en Cataluña, en 7,25 euros de media (un 5%). Sin embargo, estos precios no siempre reflejan el coste real del servicio, ya que las Administraciones a menudo subsidian una parte. Con el nuevo decreto no cambiará nada, ya que esta normativa no fija precios. Este importe seguirá dependiendo de las comunidades autónomas y del centro educativo.

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